La cosa


 El perro Eduardo. Peluche que fue un regalo para mí incluso antes de que yo naciera, me acompañó incondicionalmente durante muchos años de mi vida como bien evidencia su apariencia. Representa la completa entrega de un muñeco a su niñe, el amor más temprano y más puro. Siempre me pareció muy noble la invención de los juguetes, que existen pura y exclusivamente con el objetivo de brindar felicidad. Edu fue mi mejor amigo del que no me despegué hasta que fue riesgoso para su integridad llevarlo a todos lados, así que actualmente y hace un par de años su lugar de residencia es un cajón. Me pone un poco triste olvidarme de él a veces, para después recordar que está guardado ahí en su pobre y agotada condición. 

Para montar la foto decidí usar telas como fondo/superficie y un almohadón, todo en la gama de los colores casi blancos. Estos elementos acompañados por varias fuentes de luces (velador, luz de techo, linterna de celular), en su mayoría cálidas buscan generar una sensación de confort y, valga la redundancia, calidez; un aire de cercanía y paz (una cuna? una cama?). Las estrellas de colores me parecieron una interesante adición para evocar la niñez y cortar un poco con lo casi 'divino' de la pulcritud del blanco. Sin embargo la actual condición del muñeco y la forma en que la luz amarillenta refleja en su cara torcida y vencida genera cierto sentimiento de triste nostalgia.





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